¡Recorriendo el sur de Victoria!

Nos enteramos de que había un parque natural en Ballarat, un pueblo que está a 110 km de Mebourne, donde podíamos ver de cerca (por fin) a unos marsupiales con fama de boxeadores.

¡Nos pareció el plan perfecto para despedirnos del interior del estado de Victoria!

Como buenos españoles que somos, llegamos tarde a la visita gratuita que había por el parque, pero no pasó nada, nos hicimos con el parque rápidamente. ¡¡Y con los canguros!! Compramos una bolsa con pienso y ¡se nos tiraban encima! ¡¡son adorables!!

Sobre todo los pequeños. Cuando les das de comer te cogen el brazo para acercárselo a su boca... ¡¡son taaaaaan monos!!

¡¡Madre!! O mejor dicho, ¡¡padre!!

Y ya sabéis, haya donde fueres...

Nos quedamos con las ganas de coger un koala, pero en el estado de Victoria no está permitido. Son más grandes de lo habitual y hay que tener cierta preparación para cogerlos. Una pena. Lo intentaremos más adelante... ¡por estados será! ;)

Seguimos con el recorrido por el parque buscando un animalito que nos hacía especial ilusión conocer: ¡el wombat! Es una mezcla graciosa entre marmota y cobaya. ¡Si hubiéramos podido lo adoptábamos!

                                  

Además de estos animalitos, vimos otros:

Cuando ya no nos quedaba más pienso con el que chantajear a los canguros, pusimos camino a la costa. Dirección: Torquay.

                                 

Es un pueblo pequeño costero, con una playa inmesa y cuna del surf en Victoria. Nos recordó de alguna manera a nuestro querido Byron, aunque le faltaba mucha esencia.

Llegamos a mitad de tarde, así que aprovechamos para comprar algo de comida en el súper, buscar una de las barbacoas que tanto nos gustan y prepararnos la cena. Cenamos una sana barbacoa de verduritas con pan de pita y soja, cervecita de rigor y a dormir.

Al día siguiente, nos levantamos sin ninguna prisa, pero a la vez con ganas de estrenar a las peques, así que fuimos en busca de La Playa. Siguiendo las recomendaciones de la Lonely Planet y de gente que nos lo había comentado, fuimos a Bells Beach. Lo que nadie había mencionado es que el fondo es de roca y que esa playa es para surfistas expertos (no es nuestro caso). Así que aprovechamos para dar un paseo por la zona, sacar algunas fotos y comer una ensaladita.

Como la playa de Torquay (Surf Beach) nos había parecido tranquilita para surfear, volvimos de nuevo y pudimos, por fin, estrenar las tablas. ¡¡Nos lo pasamos genial!!

Tras pasar un buen rato en el mar, decidimos salir del estado de pasa al que habíamos llegado y nos fuimos directos a echar una cerve al único bar que encontramos con algo de ambiente (es alucinante, eran las 19.30).

Encontramos una barbacoa en medio de un parque y nos preparamos la cena. Cenamos como reyes.

La mañana siguiente amaneció nublada y bastante fresca. Desayunamos con toda la calma, reposamos la leche y los cereales y cuando vimos que el día mejoraba, cogimos las tablas de nuevo.

Al rato, nos dimos una duchita rica, comimos unas panochas preparadas en la barbacoa (amamos las barbacoas, ¿os lo habíamos dicho?) y ¡pusimos rumbo a la Great Ocean Road!

Es una carretera que recorre el golfo que discurre desde Torquay hasta Warrnambool. Una maravilla para la vista. Merece la pena parar en los miradores que hay en la carretera para apreciar el paisaje.

Habíamos leído que los atardeceres desde la Great Ocean Road eran espectaculares... ¡fuimos testigos de ello!

Gracias a Wikicamps (una magnífica App que te informa sobre los campings de Australia) pasamos la noche en un camping gratuito en Johanna Beach.

A la mañana siguiente, fuimos a la mega playa que teníamos a escasos 20 metros del camping. Era una playa espectacularmente inmesa para nosotros solos. Bueno casi. ¡¡Había unos moscardones que mordían!!

Tras soportar unos cuantos mordiscos, nos fuimos a la furgo y seguimos con el viaje.

La siguiente parada fue para ver los Doce Apóstoles. Es curioso porque sólo quedan 6 y nunca ha habido 12. En fin. ¡Aún así sigue siendo una maravilla para la vista!

Paramos a comer en Port Campbell y continuamos camino a Portland, donde íbamos a pasar la noche.

De camino nos encontramos con el London Bridge. Antes era un puente rocoso pero se cayó. Aun así sigue siendo una de las atracciones de la Great Ocean Road. 

Una vez llegados a Portland y comprobado que no había mucho que ver, ubicamos un McDonalds con wifi, actualizamos el blog y a mimir.

A la mañana siguiente fuimos directos a Cape Bridwater a hacer una caminata muy chula que bordeaba los acantilados (gracias por la info Eles ♥). Pudimos ver focas y moscas, muchas moscas. Y sufrimos de nuevo los mordiscos de las grandes (alguna más que otro).

Repusimos fuerzas con un rico sandwich y fuimos directos a conocer un nuevo estado: ¡South Australia!