sábado, 3 de mayo de 2014

La capital de los contrastes: Kuala Lumpur

Abandonamos la ideal ciudad de Singapur para, en un paseo aéreo de apenas media hora, aterrizar en la capital de su vecino malasio: Kuala Lumpur. 

N.B.: Sí, aunque suene raro, se dice malasio y no malayo. Los malayos son sólo una etnia de cuantas pueblan el país y también es malayo el idioma que éstos hablan, por lo que es la forma correcta de denominarles.

Llegamos con el sol poniéndose, por lo que el primer contacto con el país fue más 'asiático' si cabe.

Nos dirigimos a nuestro albergue en el distrito de Chinatown y, caminando por la calle, descubrimos que aquello ya no tenía nada que ver con Singapur. Bien es cierto que por las noches todo se vuele más 'oscuro' (en todos los sentidos) y el primer impacto de encontrarnos unos soportales llenos de gente tirada en el suelo de nuestra misma calle, durmiendo por la noche, fue una impresión más fuerte de la que realmente era.

Por la mañana y con el sol calentando, pudimos desdecirnos. Está claro que lo que vimos, existe, pero la realidad de Chinatown es que se trata de un barrio vivo y agradable.


Recorrimos a pie el camino que nos llevaba al centro y nos quedamos impactados con el cambio tan radical de paisajes. Pasamos, de repente, de unos barrios muy humildes a un centro lleno de edificios modernos, centros comerciales y calles arregladas.




No es que nos gustara o nos disgustara, pero nos chocó la diferencia tan abismal de inversiones entre las zonas turísticas y las residenciales de los locales. 

Visitamos las archiconocidas Torres Petronas, comimos en un comedor del centro comercial que alberga (de los riquísimos, limpios y baratos) y paseamos por sus alrededores, 







subimos a la Torre KL (torre de telecomunicaciones de Kuala Lumpur), desde donde vimos toda la ciudad, con las Petronas a tiro (y de perfil... vaya puntería) y un espectacular tormentón justo antes de atardecer, 




 

 



regateamos en el mercadillo chino de Jalan Petaling,



disfrutamos de la compañía chilena de Juan Pablo,


nos dimos un lujo (a precio asiático) por los años que hacía que nos conocimos,

 


cogimos trenes en la estación KL Sentral,



fuimos a las norteñas e imponentes Cuevas de Batu, las cuales albergan multitud de templos hindúes, tanto en el interior como en el exterior y están plagadas de monos en libertad.

Tienen una gigantesca estatua del dios guerrero Murugan custodiando la entrada a la cueva principal, (además de otra del dios mono Hanuman en un templo pequeño del exterior), a la cual se accede tras 'trepar' 272 empinados escalones.  

















Paseamos por la plaza Merdeka ('Independencia') para contemplar el palacio del Sultán Abdul Samad, la Corte, el teatro y demás, aunque la gran explanada de césped central estaba cerrada porque acaban de terminar las manifestaciones del Primero de Mayo. 





y hasta nos dimos una sesión de ictoterapia (de peces) en los pies, en un agradable puesto del Mercado Central.









Con eso, paseos, comidas y unos paseos por mezquitas y edificios que debieron ser en su día impresionantes, pero que están algo faltos de mantenimiento, pusimos punto final a la capital malasia.







¡Tocaba subir hacia el norte!

★★★ BESINES & BESICOS ★★★

No hay comentarios:

DEJA ALGO 1