Notar la brisa marina en nuestras caras fue una sensación muy placentera. Estábamos ansiosos por ver el mar y sentirnos 'en casa'.
Suena muy radical, pero cuando estás varios días en medio de la nada, echas de menos las cosas más cotidianas, como el bullicio de la ciudad, ver gente por la calle, poder tomarte una cerveza en un bar...
Una vez saboreado ese momento, nos acercamos a darnos un baño en una piscina natural que había en el paseo marítimo de Townsville. ¡Cómo se lo montan los australianos!
Aprovechando el cómodo césped, comimos y nos echamos una buena siesta. Las buenas costumbres no se pierden. ;)
Nos despejamos con un rico baño y dimos una vuelta por Townsville antes de dirigirnos hacia nuestro próximo destino: Mission Beach.
Cuando llegamos ya era de noche, así que no pudimos apreciar lo que nos rodeaba, pero nos sorprendió ver a gente en los bares. Para ser un pueblo tan pequeño se veía mucho ambiente. Cenamos algo rápido y buscamos una calle tranquila donde pasar la noche.
Nos despertamos con ganas de playa y es lo que hicimos durante toooodo el día. Pero antes fuimos a la oficina de información para saber cuáles eran las mejores playas. Había un puestecillo de fruta tropical y al preguntar por ella para que nos explicara un poco de qué se trataba, la mujer que trabajaba allí nos regaló de todo. ¡¡Menuda suerte... y estaba buenísima!!
La playa estaba plagada de unas peculiares bolitas de arena. Los causantes eran cientos de cangrejos minúsculos que aprovechaban la baja mar para inhundar la playa de esas curiosas y perfectas pelotillas redondas. ¡Nos quedamos alucinados!
Pese a que la playa era espectacular, estábamos en temporada de medusas y no estaba permitido bañarse más que en una poco apetecible zona acotada por redes. Esto ocurre de Noviembre a Mayo. Una pena, pero no quisimos arriesgarnos, ya que las 'avispas de mar' pueden llegar a ser mortales y en ocasiones atraviesan las redes.
Zanjamos el día con una cerve en una terraza y nos fuimos a dormir, no sin antes catar una de las piezas de fruta tropical. ¡Estaban todas buenísimas, de verdad!
Al día siguiente, seguimos los consejos de Elena B y nos acercamos a Kuranda. Un pequeño pueblo perdido en la montaña, rodeado de un bosque pluvial declarado Patrimomio de la Humanidad.
Picoteamos alguna cosa que otra en uno de las decenas de mercadillos que hay en Kuranda y nos acercamos a las cataratas con más renombre de la zona: las catararas Barren.
La lluvia y la niebla también se apuntaron al plan. No podían faltar.
Nos hace falta muy poquico para pasárnoslo bien....
Finalmente el tiempo acompañó un poco y pudimos ver lo que se escondía.
Sintiéndonos más que satisfechos con lo visto en Kuranda, seguimos camino hacia Port Douglas, para lograr uno de los principales objetivos de nuestra etapa en Australia: ¡Visitar la Gran Barrera de Coral!
De todas formas, era imposible no parar en los miradores y playas que nos encontrábamos por el camino.
Encontramos un B&B que te 'regalaba' la segunda noche si contratabas a través de ellos la excursión a la Gran Barrera. Hicimos cuentas y lo vimos claro ¡Dormiríamos las dos siguientes noche en una cama! ¡¡Y con duchita caliente!!
Madrugamos la mañana siguiente y pusimos rumbo al barco en el que pasaríamos el día entero en el mar.
¡Fue una experiencia genial! Paramos en tres zonas diferentes de la barrera. En la primera hicimos nuestra primera inmersión con botella y las dos siguientes buceamos con tubo.
Vimos peces y corales de todas formas y colores. ¡¡Fue expectacular!! El agua era clarísima y estaba templada. Fue excitante saber que estábamos buceando entre el único ser vivo que se ve desde el espacio.
El arrecife se extiende sobre unos 2.600 km de longitud. Es más grande que la Gran Muralla China.
¡Ah! Y también vimos medusas, muchísimas medusas. Sufrimos un microinfarto al vernos rodeados por cientos de ellas, pero por suerte no eran venenosas y se podían tocar.
¿No es para asustarse?
Cuando volvimos a tierra aprovechamos las últimas horas de luz para conocer Port Douglas. No tardamos mucho en darnos cuenta del nivel económico que había por allí. Menudas casas.
Esa noche necesitábamos descansar bien, porque teníamos que pasar el día siguiente enterito en la carretera.
Se nos hizo un poco pesado el día tras kilómetros y tormentas, pero como recompensa pudimos pasar la noche en Home Hill, en un área de descanso equipada con baños, duchas, cocina... ¡Y gratis! Amamos este país.
Cuando llegamos a Airlie Beach se nos dibujó una sonrisa en la cara. Ese pueblo sí que nos gustaba: gente joven, bares abiertos hasta la noche, una laguna artificial al lado del mar y una playa con el agua más azul que habíamos visto en todo el viaje.
Nos preparamos una barbacoa, de esas que tanto nos gustan, frente a la playa y luego pasamos la tarde disfrutando de la laguna artificial.
Al entrar la noche catamos alguna que otra cerveza en una terraza con música en directo y nos fuimos a dormir. ¡Al día siguiente nos esperaban las Whitsunday Islands!
Amanecimos en una calle de un barrio residencial y fuimos a desayunar a la playa. Es una de las cosas buenas que tiene vivir en una furgo, ¡cada mañana tienes un jardín diferente! ¡Todo un lujo! ;)
Después, equipados con crema de sol, agua, gafas y cámara de fotos y, montados en una lancha que se movía demasiado por el olejae, ¡¡nos dirigimos hacia las Whitsunday Islands!!
Paramos a bucear antes de llegar a la isla, pero no se veía casi nada. El mar estaba muy revuelto y el tiempo no acompañaba. De hecho llovió mientras buceábamos.
Seguimos un tramo más en la lancha, hasta que llegamos a Whitehaven Beach (la playa del refugio blanco). Es la mayor atracción de las islas. Tiene una extensión de casi 5 km de arena fina, blanca y brillante. Es una de esas playas en las que no te importaría perderte unos días.
Nos acercamos al mirador que presume de tener una de las vistas más fotografiadas de Australia (tras la Ópera de Sídney y el Úluru). Y razón no le falta.
Si la marea hubiera estado más baja las vistas hubieran sido incluso más bonitas, pero nos conformamos con lo visto. ¡No podemos quejarnos!
Por el camino nos encontramos con esta mosca futurista y con una araña que era más grande que nuestras manos. ¿Os imagináis la típica araña de plástico que venden en los chinos? Pues ésta no era de plástico ni la venden en los chinos. Bueno, tiempo al tiempo... ¡daba un miedo!
Más tarde comimos en una de las espectaculares playas de Whitehaven. El sitio parecía sacado de una película.
Dando por finalizada la excursión, volvimos a Airlie Beach y disfrutamos de nuevo del laguito artificial. ¿Por qué no harán cosas así en España? :)
Esa noche nos retiramos pronto y fuimos a dormir a la misma calle que la noche anterior.
Y al día siguiente disfrutamos de una de las mejores experiencias de nuestras vidas. ¡¡¡Sobrevolamos la Gran Barrera de Coral!!!
Durante una hora pudimos apreciar desde lo alto, primero las Whitsunday Islands y, a continuación, la Gran Barrera.
Esta vez sí. Por fin pudimos apreciar Whitehaven en su máximo esplendor: con marea baja y su famoso serpenteo de tonos turquesas. ¡Un buen aperitivo antes de lo que nos esperaba a continuación!
Es difícil explicar lo que sentimos al ver el mayor arrecife de coral del mundo. Es el producto de la naturaleza más bonito que jamás hemos visto. Faltan palabras para describirlo. De hecho nos quedamos mudos al sobrevolarla.
¡Hasta vimos tortugas y tiburones desde la avioneta!
También sobrevolamos el conocido Heart Reef (el arrecife corazón) ♥
Nos hubiéramos quedado horas y horas sobrevolándolo, pero todo lo bueno se acaba.
El piloto tenía 'cierto' aire a un guaperas famoso. ¡A ver si lo adivináis!
Con muy buenas vibraciones en el cuerpo, dejamos atrás Airlie Beach, dirección a otro de los sitios que nos despertaban mucho interés: Fraser Island.
¡¡Allá vamos!!
Seguiremos informando.
★★★ Besicos y besines ★★★
Pero que pasada! Yo sí me he quedado muda contemplando y admirando las impresionantes fotos que compartís con nosotros. Gracias una vez más por abrirnos una ventana a esa experiencia tan maravillosa que estáis viviendo. Es un placer leer vuestras crónicas y ver lo fenomenal que estáis! Un besazo, chicos
ResponderEliminarEs la entrada que mas envidia me ha dado....disfrutad mucho!!!:)
ResponderEliminarEstoy en el despacho y me he puesto de "estrangis" a ver con mi amiga Nieves el blog y no sabemos si deprimirnos o flipar, qué pasada!!!! La verdad es que estais conociendo sitios impresionantes, sois muuuuy afortunados!!! Y yo que me alegro de que mis chiquitines se lo disfruten ;-) La verdad es que son sitios extraordinarios y vosotros unos super reporteros, menudas imágenes!! Sabréis volver luego a la realidad??? jejeje. Los mortales os envidiamos!! Un besazo enorme. Os echo mucho de menos y os quiero. Muuuuaaaaaakkkkkk!!!!!!!!
ResponderEliminarBienvenidos a la civilizacion again!!! Joe chikillos, como mola la experiencia animal, a que ahora cuando volváis os vais a reir de las moscas, moskitos y chiki-arañas-de juguete que hay aqui??? hahahahaha
ResponderEliminarWithsundays.... La barrera.... que bonito todoooooooooo!!!!
Oye Vitichuein, tu ya estás comiendo??'O en el desierto sudaste mucho?? Porque te estas quedando finolis!!!!
Miles de besossssssssssss
Ah!! Nosotras nos bañamos con los niños en ese parque de agua de townsville!!! jaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!
ResponderEliminarGuauuuuuu!!! Impresionante chicos, mucho mejor vosotros que los callejosos esos para ver mundo. Estos al 50% entre feliz por vos y muerto de envidia. Bueno igual es 60/40...pero no os digo de cual...jeje!! Y cierto es Viti q te estas quedando fino filipino...desde hace un par de entradas ya me estaba dando cuenta. Ana tu como siempre... Perfect!!!! Besos pareja
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