Llegamos a Queenstown con el tiempo justo para buscar la casa de Javi (con quien ya estuvimos en Christchurch), cenar lo que nos tenía preparado (¡gracias!) y echarnos a dormir.
Aprovechamos la mañana para poner lavadoras, ducharnos, desayunar con calma y actualizar algo el blog. Bueno, también para disfrutar de las impresionantes vistas que hay desde su casa, ya que vive en las montañas que coronan la ciudad de Queenstown.
Tras todo eso, bajamos a la ciudad para encontrarnos con él. Cervezas, risas, comida-merienda-cena y paseíto. Hasta artistas por la calle en mitad de la noche. Esta ciudad transmite buenas vibraciones.
Comentar además, que se la conoce como la capital kiwi de la adrenalina, debido a que en ella se practican todo tipo de deportes de riesgo y aventura.
Por la mañana, tras pasear por más rincones de la ciudad y pese a haber cenado hamburguesa la noche anterior y no ser nuestra dieta habitual, terminamos nuestra visita a Queenstown probando la archifamosa hamburguesa del Fergburger. Un lugar tan famoso (podemos dar fe de que merecidamente) que SIEMPRE hay gente haciendo cola. Estaba sencillamente espectacular.
Con el estómago satisfecho, continuamos nuestro periplo hacia el oeste y de ahí al norte.
Encontramos esta curiosa estampa en Cardrona:
Pasamos por Wanaka
Atravesamos y dormimos en parajes espectaculares:
Visitamos los glaciares Franz Josef y Fox,
Continuamos hacia Arthur's Pass (por recomendación de nuestra chicharrera Marta), ruta de conexión del este y el oeste de la isla sur a través de los Alpes Neozelandeses, la cual fue especialmente relevante durante la fiebre del oro del siglo XIX. Allí pudimos disfrutar de ciertas caminatas pese a la lluvia.
Encontramos esta curiosa estampa en Cardrona:
Pasamos por Wanaka
Atravesamos y dormimos en parajes espectaculares:
Visitamos los glaciares Franz Josef y Fox,
Continuamos hacia Arthur's Pass (por recomendación de nuestra chicharrera Marta), ruta de conexión del este y el oeste de la isla sur a través de los Alpes Neozelandeses, la cual fue especialmente relevante durante la fiebre del oro del siglo XIX. Allí pudimos disfrutar de ciertas caminatas pese a la lluvia.
Visitamos las Pancake Rocks (Rocas Tortitas), extrañas formaciones rocosas que, debido a la erosión, provocada por las géiseres verticales que se dan con mareas altas y a la alternancia de capas duras y blandas en la roca, dan como resultado lo siguiente:
Llegamos al norte para patearnos el Parque Nacional Abel Tasman, un paraíso playero de aguas turquesas y arenas doradas que, además, contiene una de las caminatas más famosas y visitadas del país.
Cerramos nuestro periplo por la isla sur, visitando la más famosa zona de vinos de Nueva Zelanda: Marlborough.
Recorrimos algunas bodegas y catamos algún que otro vino y nos dirigimos a Picton, donde cogeríamos un ferry para para poner punto y final a la espectacular isla sureña.
¡El norte nos esperaba!
★★★ Besines & Besicos ★★★
Y lo de los sujetadores no os habéis enterado de xq es?
ResponderEliminarNo hay un porqué, pero sí algunas referencias:
EliminarEn las navidades de 1999 aparecieron colgados cuatro sujetadores en esa valla. No se sabe quién los colgó ni por qué. El hecho es que, cuando los propietarios de la valla los quitaron, aparecieron más sujetadores colgados y poco a poco fue aumentando el número (en febrero ya había unos 60), hasta que en octubre de 2000 volvieron a retirarlos todos, unos 200.
Pero como puedes imaginar, no tardó nada en que volvieran a aparecer sujetadores colgados. El lugar ya se había convertido en un atractivo turístico y hasta les mandaron sujetadores de todas partes del mundo para que fuesen colgados en la valla. Así, a principios de 2006, ya había unos 800 sujetadores de todo tipo.
En septiembre de 2006 las autoridades volvieron a decidir quitar los sujetadores de las vallas por una cuestión de imagen y porque decían que podían despistar a los conductores y retiraron más de 1500. No obstante, el granjero local John Lee, improvisado guardián de la valla, se negó a retirar los demás sujetadores, asegurando que el 90% de las cartas que recibía eran favorables a la valla, que se había convertido en la principal atracción de la región.
La retirada de los sujetadores movilizó a la gente para conseguir realizar el récord de la mayor cadena de sujetadores en un festival anual próximo a donde se encontraba la valla. Faltaron más de 100.000 sujetadores para batir el récord, pero recaudaron 10.000 dólares neozelandeses para obras de caridad.
La verdad que las fotografías son espectaculares.
ResponderEliminarGracias por hacerme pasar un rato muy bonito
Animo calamares
De nada, papá caspolino. Es un placer y sois nuestra razón de hacer este blog. Besines gordos!
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