Tras una estancia fugaz en Bali, Indonesia (que ya comentaremos en futuras entradas), nos dirigimos a Singapur para recibir la visita más emocionante posible: ¡nuestros progenitores en Asia!
Tuvimos el lujo de poder compartir con ellos una emocionante etapa de nuestro viaje y grabarla para el recuerdo.
Les fuimos a recoger al aeropuerto singapurense y, entre abrazadas y besuconerías, nos pusimos al día. Empezamos dando un gran paseo por el río y por la Marina, que terminamos coronando con una rica cerveza en lo alto de uno de sus rascacielos.
Como nosotros ya conocíamos este pequeño país, nos dedicamos a hacerles de guías turísticos y que disfrutaran, sin más esfuerzo que dejarse llevar, durante los tres días que allí pasamos.
Como éramos los guías, les hicimos ir a comer donde iban los locales, jejeje.
Fuimos al barrio árabe, donde recorrimos el Centro de Patrimonio Malayo, la zona de la mezquita y nos tomamos algo en la pintoresca Haji Lane,
Visitamos Chinatown y su Pagoda del diente de Buda,
Y tras comer, continuamos la ruta por Clarke Quay hasta Marina Bay.
Recorrimos el Marina Bay Sands (el lujoso centro comercial que alberga teatro, casino y hotel) y subimos hasta la azotea para contemplar las vistas de la ciudad, de la Marina, de los Gardens by the Bay y la piscina elevada más larga del mundo.
Antes de que anocheciera, nos dirigimos a los vecinos y futuristas Gardens by the Bay.
Y volvimos al Marina Bay Sands para cerrar el día tomándonos unas cervezas en su terraza Ku Dé Ta.
Al llegar al hotel tuvimos banquete de productos españoles: chorizo y lomo de León, queso de Valdeón (azul leonés) y jamoncito de Teruel. Lágrimas de emoción tras tantos meses fuera de España jajaja...
Por la mañana, paseo por el Parlamento, la Catedral anglicana de San Andrés y el lujoso y colonial hotel Raffles.
Seguimos por los campos de fútbol, el ayuntamiento, el exclusivo Club de Críquet, el Museo Reina Victoria y los teatros Esplanade
No hacíamos mal equipo, jeje...
Con un aperitivo mediante, nos dirigimos al comedor (food court) que más nos había gustado en la anterior visita. Parece que los padres estuvieron de acuerdo con la elección, ya que quedaron sorprendidos por la calidad-precio del lugar. Aunque no es fácil, comer bueno, bonito y barato en Singapur, es posible.
Con las pilas cargadas, nos cruzamos medio Singapur en metro para visitar los Jardines Chinos y los Jardines Japoneses. Pese a la distancia recorrida, creemos que fue todo un acierto.
Tras haber exprimido el tiempo y haber disfrutado como campeones, fuimos a nuestro siguiente y nuevo destino: Siem Reap, en Camboya.
Dejamos los bártulos en el hotel (una gran recomendación de mi hermana) y fuimos a curiosear por el centro: mercado, refrigerio, paseo, ictioterapia (terapia con peces que te dejan los pies como los chorros), cenita y relax en nuestro hotel.
Visitamos los innumerables templos de Angkor:
- Bayón, con más de 200 caras de piedra sobre sus 54 torres
- Baphoun, el templo montañoso de tres niveles
- La Terraza de los Elefantes
-Ta Phrom, o el de las raíces
- Alguna zona cuyo nombre no recuerdo
- Amanecer madrugador y nuboso en Angkor Wat, que sirvió para encontrarnos con un majete grupo de amigas, capitaneado por la caspolina Silvia. Cosas de la vida, jejeje...
- Banteay Srei o Templo de las Mujeres, a 37 kilómetros de Angkor Wat
- Y vuelta a Angkor Wat, para visitarlo por dentro
- Excursión al pueblo flotante de Chong Kneas
Y, en medio de todo esto, ¡celebramos el 30º cumpleaños de Ana! Fue un bonito día lleno de momentos y sorpresas, tanto nuestras, de la familia, como del hotel e incluso con una pasada de vídeo llegado desde España y cargado de valor sentimental. Muy grande. Muy grande la gente que lo hizo y que lo organizó.
Queríamos visitar Rai Leh y Ko Phi Phi esos días, pero nos encontramos con un temporal de lluvias que nos estropeó los planes previstos. Aun así, cuando la lluvia nos daba un respiro, nos aventurábamos a conocer los alrededores. Empezamos pegándonos otra cenorra de productos aragoleoneses. ¡Viva la comida española!
Demostración de cómo una playa bonita se estropea con el tiempo revuelto jijiji
Aprovechamos un tormentón para darnos un masaje como Dios manda.
Y la tarde para visitar desde Ao Nang, el mercado nocturno de Krabi y hacer alguna comprilla.
Dejamos el testigo de 'Díez Senante Tours' en un 'artista' callejero.
Aun así, un día nos envalentonamos y nos apuntamos a una excursión a las islas Phi Phi y, aunque con lluvias pasajeras y nubes de por medio, pudimos apreciar la belleza del lugar.
Paramos en tierra para comer.
El resto de días, los dedicamos a descansar, comer, tomar algún que otro masaje, jugar al futbolín, pasear, cenar... Cachondeo, vaya...
La última mañana en Krabi, decidimos seguir con la valentía y coger un barco para ir a conocer la Bahía de Rai Leh (o Railay, como se la empezó a conocer por influencia de los irrespetuosos anglosajones que no dejan vivo un nombre original), pese a la lluvia que amenazaba. Sólo queríamos ir a verlo. Saber lo que era.
Pero, tras coger una ranchera que nos acercó al embarcadero correspondiente a nuestra barca, empezó a llover de tal manera que decidimos abortar la misión. Una pena. Dejábamos pendiente uno de los objetivos que teníamos.
Volvimos al hotel, donde nos tomamos una cervecita de despedida del lugar, comimos y nos dirigimos al aeropuerto.
Tras estos días en los que la mala suerte del tiempo nos acompañó, llegamos a la capital tailandesa: Bangkok.
Esta ciudad, que nunca duerme, nos acogió con todo el sol que nos faltó en la playa y pudimos patearla de arriba abajo.
Visitamos el Wat Pho y su Buda Yacente,
Pateamos el barrio mochilero de Kao Shan.
Celebramos un Santa Ana anticipado en el Restaurante Balcony del Edificio Baiyoke, el restaurante más alto de Tailandia
Y rematamos la noche con una copa en la azotea de nuestro querido hotel Mode Sathorn
Por la mañana visitamos el mercado flotante de Amphawa
Y, en definitiva, disfrutamos de unos grandes días juntos para no olvidar.
Tocaba la despedida...
Vaya tres artistazas que tenemos... jajaja
Cruzamos el río Chao Phraya para visitar el empinado Wat Arun
Compartimos cena y copas con Sete, amigo mío de Valencia, que nos guió como un experto local durante toda la noche. Todo un lujo de encuentro ;)
Aprovechamos la mañana para ciertos menesteres, que incluyeron un acertado aprovechamiento de la piscina de nuestro hotel... JUJUJU...
Tras una tardía comida, nos dirigimos paseando al Mercado de Pat Pong, parando de camino en algunos rincones que despertaban nuestra curiosidad.
Amanecimos yendo a la Galería Gemológica Internacional de Bangkok
Visitamos el extenso y ostentoso Wat Phra Kaew o Gran Palacio de Bangkok
Navegamos el río Chao Phraya
Pateamos el barrio mochilero de Kao Shan.
Celebramos un Santa Ana anticipado en el Restaurante Balcony del Edificio Baiyoke, el restaurante más alto de Tailandia
Y rematamos la noche con una copa en la azotea de nuestro querido hotel Mode Sathorn
Por la mañana visitamos el mercado flotante de Amphawa
Y, en definitiva, disfrutamos de unos grandes días juntos para no olvidar.
Tocaba la despedida...
¡Hasta pronto familia! ¡Sois los mejores! ¡Os queremos TODO!
Les despedimos en el aeropuerto y pusimos punto y seguido a esas geniales aventuras en familia.
¡Nosotros, nos íbamos para el norte! ¡Seguiremos informando!
★★★ BESINES & BESICOS ★★★